Históricamente las sociedades comprendieron la necesidad de proteger las ideas o los desarrollos innovadores que facilitaran las labores diarias. No fue sino hasta la revolución industrial que se implementó un sistema de patentes moderno, el cual consistía en hacer que las ideas sean exclusivas conllevando a que los inventores de puedan acceder a una retribución monetaria, dependía del éxito en el mercado si este inventor conseguía hacer su riqueza o no. La capacidad de poner a la venta invenciones y creaciones individuales generó incentivos positivos tanto para el desarrollo de las sociedades, los inventores y los empresarios que adquirían aquellas invenciones.

Los activos de propiedad intelectual tales como las patentes, derechos de autor y derechos conexos, las marcas y los secretos industriales otorgan un valor significativo a las empresas. En la actualidad, una patente, una vez otorgada, será comercializada y es en ese momento en que se verá el impacto que tendrá en la economía y sociedad, lo que demuestra si una patente ha tenido éxito o no. Para un empresario cuyo rubro de negocio se basa en el desarrollo e investigación, estos activos intangibles son aquellos que le otorga mayor valor a su organización.

Las políticas internas de cada país en materia de protección a la propiedad intelectual y en particular en patentes, promueve a concesión de licencias sobre estas y esta, a su vez, se genera alianzas estratégicas entre universidades, centros de investigación y los emprendedores (empresas como sector privado). Todo ello repercute de manera beneficiosa a nivel macroeconómico y microeconómico[1].

Las economías más fuertes suelen ser aquellas que desarrollan mejores tecnologías y promueven la innovación; es decir, aquellos quienes invierten mayor porcentaje de su PBI. Un ejemplo de ello es Korea del Sur, de acuerdo con Bloomberg Innovation Index[2], es uno de los países más innovadores del año 2019, siendo que su gobierno invierte 4.2 % de su PBI, de manera interna ello genera, mayores empleos, tecnología y bienestar social. Por su parte, Perú habría estimado invertir solamente el 1% de su PBI en innovación, siendo que esta cifra podría verse alterada luego de la crisis por el coronavirus. En este punto es importante recalcar la importancia de la inversión por parte del gobierno a la investigación en la innovación

En relación con la piratería, los países en desarrollo son aquellos que aún no se ha creado una cultura de protección a los derechos que otorga la propiedad intelectual. Gran parte del mercado de estos países se desenvuelve en base a la actividad de piratería que van desde piezas para automóviles hasta fármacos, ello conlleva a un peligro en la salud y seguridad de los consumidores.

El desarrollo de nuevas tecnologías facilita la piratería en masas de obras protegidas, no obstante plataformas como Spotify o Netflix otorgan un servicio de streaming, los cuales permite que usuarios consuman cada vez menos obras musicales o audiovisuales piratas, abriendo paso a un consumo masivo de estas obras, que son retribuidas a sus titulares. Así como estas plataformas hay otras que han sabido innovar y mantenerse en el mercado, las mismas que obtienen valores de mercado competitivos, tales como Disney+, Amazon Prime, I iCloud, etc.


[1] KHAN, Zorina, Derechos de la Propiedad Intelectual y Desarrollo Económico: Una perspectiva histórica. Revista de la OMPI, 2009
[2]  JAMRISKO, Michelle, J MILLER, Lee, LU, Wei. “These are the world´s most innovative Contries” https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-01-22/germany-nearly-catches-korea-as-innovation-champ-u-s-rebounds

Thalia Tapia Morales
Asistente Legal en Propiedad Intelectual